Los padres sobreprotectores o excesivamente controladores influyen de forma muy negativa en el desarrollo emocional de sus hijos. Descubre si eres uno de ellos, conoce las consecuencias y los comportamientos a evitar.
A menudo resulta difícil saber cuándo debemos intervenir en el camino de nuestros hijos y cuando debemos dejar que actúen por su cuenta. Es normal velar por el bienestar de los hijos y también que los niños dependan de sus padres… ¡hasta cierto punto!
El problema viene cuando los padres ejercen una sobreprotección sobre los hijos, impidiéndoles resolver sus conflictos o descubrir el mundo por sí mismos. ¿Cargas con la mochila escolar de tus hijos? ¿Les haces los deberes? ¡Cuidado! Quizá estás convirtiéndote en un padre sobreprotector o “padre helicóptero”.
Este término, que procede del libro “Padres y adolescentes” del Dr. Haim Ginnott (1969), se aplica a los padres que “siempre están encima de sus hijos”, como un helicóptero que los sobrevuela.
Los padres tienden a adoptar este comportamiento por diversos motivos, como por ejemplo evitar fracasos que puedan hacer sufrir a sus hijos o por competitividad con otros padres. Sin embargo, la protección excesiva es limitante, e impedirá el normal desarrollo de tu hijo.
“Como padres tenemos una tendencia a sobreproteger; está bien intentar mostrarles todos los aspectos positivos, pero no podemos olvidar que el mundo real tiene dientes »
Johnnie Dent Jr.
A continuación exponemos los comportamientos propios de los padres sobreprotectores, así como las consecuencias de incurrir en este estilo inadecuado de crianza.
6 comportamientos típicos de los padres sobreprotectores
1. Haces cosas que él mismo puede hacer o resuelves sus problemas
Es necesario que los hijos asuman la responsabilidad que conllevan las tareas adecuadas para su edad. Muchas veces resulta más sencillo hacer nosotros mismos las cosas. Pero, aunque te lleve más tiempo, es de capital importancia que te tomes tu tiempo para enseñarle a realizar tareas. De esta forma evitarás comportamientos demandantes. Por ejemplo, si le enseñas que eres tú quien hace sus deberes o prepara su mochila, te exigirá que lo hagas en el futuro.
2. Le recuerdas constantemente los peligros
Es inevitable sentir inquietud por la integridad de nuestros hijos. Cuando son pequeños, los vemos indefensos y nos preocupa que se lastimen en el parque, que crucen la calle sin mirar… Más adelante nos preocupará que puedan tomar bebidas adulteradas, que tengan un percance con el coche… Es natural que estemos pendientes de los riesgos que corren nuestros hijos, especialmente en situaciones peligrosas, pero hay que saber poner freno. Si el niño se acerca corriendo a una escalera que no conoce, es prudente advertirle. Pero si es la enésima vez que va a bajar esa escalera, ¡detente! Si vuelves a advertirle, estarás contribuyendo a que tu hijo sea ansioso y tenga dificultades para enfrentarse a situaciones novedosas en su vida.
3. Tratas de influir en la elección de sus amistades
A menudo sucede que los amigos de nuestros hijos no nos gustan. Sin embargo, lo aconsejable suele ser no intervenir, a no ser que frecuentar esa persona suponga un peligro real para la integridad física o emocional de tu hijo, o bien lleve asociada la adopción de comportamientos de riesgo.
Si no es así, ¡no intervengas! Lo más probable es que se genere un conflicto. Es más adecuado respetar las decisiones de tus hijos y no tratar de influir. Al fin y al cabo, hacer nuevos amigos forma parte del crecimiento.
4. No dejas que explore libremente
Impedir que tu hijo explore el mundo de forma independiente, implica evitar que aprenda por sí mismo. Es muy importante reforzar comportamientos autónomos. Limitar en exceso creará problemas graves en el futuro, como muchas dificultades de adaptación, miedos, inseguridades y una baja tolerancia a la frustración.
5. Ocultas, justificas o ignoras sus errores
Cuando ocultas los errores de tu hijo o hija estás contribuyendo a que no aprenda a asumir las consecuencias de sus actos. ¡Equivocándose también se aprende! Debemos enseñar a los niños que ciertos comportamientos o decisiones pueden tener consecuencias sobre ellos mismos y afectar a los demás para ayudarles a ser responsables.
6. Respondes de forma excesiva a sus demandas
Cada vez que tu hijo/a te realiza una petición o te plantea un problema, estás totalmente disponible para ayudarle y solucionar sus dificultades. Por ejemplo, cuando desea que le compres algo, que le lleves a algún lugar, quedarse hasta más tarde con los amigos, no ir al colegio porque está “enfermo”, faltar al entrenamiento sin causa justificada, etc.
Es importante que los niños aprendan a resolver problemas por sí mismos, porque esto favorecerá el desarrollo de sus capacidades.
Enseñarle que no siempre va a obtener lo que quiere, que las cosas a veces requieren de tiempo, esfuerzo o paciencia podrá ayudarle a tolerar la frustración en situaciones futuras.
¿Cómo será tu hijo en el futuro si hoy le sobreproteges?
La educación sobreprotectora por parte de los padres genera niños:
- Temerosos y ansiosos
- Dependientes: recurren a otras personas para solucionar sus problemas
- Que tienen dificultades para solucionar las cosas por sí mismos
- Y que presentan problemas a la hora de tomar decisiones
- Con falta de confianza en sí mismos
- Con problemas de autoestima
- Y baja tolerancia a la frustración
- Con una pobre gestión emocional
- Con dificultades para tomar la iniciativa
- Carecen de responsabilidad en sus acciones
- Tienen escasa autonomía
- Tienden a asumir riesgos en la adolescencia (alcohol, drogas, conductas temerarias…).
Has detectado alguno de estos problemas en tus hijos? ¿Estás atravesando dificultades con él o ella? ¡Llámanos, podemos ayudarte!