Que los niños aprendan a tolerar la frustración es el pasaporte a su estabilidad emocional. Es clave para desarrollar su capacidad de enfrentar sus problemas con entereza, tanto en el presente como en el futuro.
¿Por qué aparece la frustración en los niños?
La frustración se define como el sentimiento de tristeza y decepción que nos provoca la imposibilidad de satisfacer una necesidad o deseo.
Es un sentimiento desagradable, difícil de gestionar incluso para un adulto. La frustración genera sensaciones como angustia o ansiedad, enfado o tristeza.
Aprender a tolerar la frustración forma parte del desarrollo infantil. Los niños nacen sin esta capacidad, por eso exigen que sus necesidades se satisfagan de forma inmediata. El llanto del bebé cuando tiene hambre o le duele algo es la expresión de esta frustración.
Cuando aprenden a hablar y a lo largo de los siguientes años, van aprendiendo también a poner nombre a sus sentimientos y a sus necesidades.
Es en esta fase cuando empiezan a descubrir el mundo y las normas, y es también el momento ideal para ayudarles a aprender dos cosas: que no siempre obtendrán lo que quieren y que normalmente tendrán que poner algo de su parte para conseguirlo.
Evitar los problemas no los soluciona
Es muy habitual intentar evitarles frustraciones y dificultades a los niños. ¡Claro! No nos gusta ver sufrir a nuestros hijos. Sin embargo, actuando así no les ayudamos, ¡al contrario! Se harán cada vez más demandantes y aumentarán sus problemas para gestionar la frustración.
Más adelante, en la edad adulta, muchas veces les sucederá que no consiguen lo que quieren y se encontrarán con varios tipos de situaciones adversas. Si para entonces no han aprendido a gestionarlo, los problemas de inestabilidad emocional serán mucho más graves.
El momento de ayudarles es ahora. Si detectas que tu hijo es muy impaciente, si tiene una rabieta cada vez que no obtiene lo que quiere, si es de llanto fácil… ¡hay que actuar! Te damos las claves para ayudarle a gestionar sus frustraciones de forma efectiva.
6 claves para tolerar la frustración en niños
- Predica con el ejemplo
Los hijos hacen casi siempre lo mismo que nos ven hacer a nosotros, pues aprenden por imitación.
¿Cómo te comportas tú cuando algo no sale como esperas? Mantener la calma y dar una respuesta positiva es el primer paso para que tus hijos aprendan de tu ejemplo. Si no permites que los contratiempos te desestabilicen, tus hijos reaccionarán del mismo modo.
- Establece normas y límites claros y precisos
Los niños no ven las normas como algo negativo, ¡al contrario! Cuando tienen claro lo que esperamos de ellos se sienten mucho más seguros, mejora su comportamiento y su capacidad de autocontrol. No dudes en establecer normas claras, eso sí, siempre con respeto hacia el niño.
Recuerda que da mejores resultados explicarles lo que sí pueden hacer que planteando las restricciones. Por ejemplo, mejor que decir «no puedes jugar al balón dentro de casa», dile «aquí puedes leer, pintar o ver un rato la tele, ¿qué te apetece?».
- Enséñale a no obtener lo que quiere de inmediato
Un aprendizaje muy importante para que los niños controlen la frustración es saber esperar sin llorar, sin enfadarse y sin mostrar impaciencia. Y esto se aplica también a cuando el niño demanda nuestra atención, no solamente cuando pide algo.
Muchas veces el niño te interrumpe cuando estás haciendo algo (¡mamá, mira, mamá, mira!) o cuando mantienes una conversación con alguien, buscando únicamente atención.
En estos casos, lo recomendable es hacerle saber que ya sabes que quiere decirte algo, y que en cuanto termines lo que tienes entre manos le prestarás atención. Eso sí, ¡después no te olvides de hacerlo!
Por otra parte, no satisfagas todos sus caprichos, y menos inmediatamente. Esperar y resignarse a no tener todo lo que quiere también forma parte de este aprendizaje.
- Ayúdale a comprender la frustración
Cuando veas que tu hijo se frustra, ofrécele una explicación. Ponle nombre al sentimiento y explícale las emociones que genera, poniendo ejemplos: enfado, tristeza… Esto le ayudará a identificar la frustración y también a sentirse comprendido.
En niños de menor edad se puede hacer ayudándose de un cuento adecuado, como por ejemplo, «Cola de dragón».
- Enséñale a canalizar la frustración
Enseñar a los niños técnicas sencillas de relajación le ayudará a estar más calmado y tranquilo, también ante una situación frustrante.
Existen diversos recursos para que los niños aprendan a relajar el cuerpo y la mente. Un buen ejemplo es el libro «Tranquilos y atentos como una rana» de Eline Snel.
- Enséñale el valor de la perseverancia
¡Deja que tu hijo se equivoque solo! Una gran ayuda para controlar la frustración en niños es no corregir inmediatamente cada uno de sus errores. Tienen que saber que en muchas ocasiones es necesario intentar algo varias veces antes de conseguir el éxito.
Tienes ocasión de hacer esto cuando practicáis juntos algún deporte, cuando le ayudas a hacer los deberes o jugando, por ejemplo. Permanece a su lado como apoyo y como guía, pero si se equivoca, anímale a volverlo a intentar. Con esto no solamente le ayudas a controlar su frustración, también mejorará su autoestima.
Y como ya sabes, mientras educamos, aprendemos. Tú también necesitas ser perseverante aplicando estas pautas, ¡pronto llegarán los resultados! Una vez que tu hijo mejore el control de la frustración, notarás grandes mejorías en el ambiente familiar.
¿Se te hace muy complicado? ¡Consúltanos tu caso! Tenemos mucha experiencia ayudando a controlar la frustración en niños.