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Los pensamientos catastróficos suelen estar asociados al trastorno de ansiedad o depresión, y pueden hacer la vida de quien los padece muy difícil. Vamos a hablar de este síntoma y veremos también algunas pautas para tratar de controlarlo.

 

 

¿Qué son los pensamientos catastróficos?

Los llamados pensamientos catastróficos consisten en imaginar las peores consecuencias posibles a cualquier situación que se plantee.

Existen muy pocas posibilidades de que los desenlaces trágicos que el paciente imagina lleguen a suceder. A pesar de ello, el paciente no consigue abandonarlos; y le causan además mucho malestar.

Tener de forma puntual un pensamiento catastrófico no significa que estemos padeciendo trastorno alguno. Al contrario, es natural que de vez en cuando nos asalte algún temor infundado o poco probable. Por ejemplo: ¿Y si se cae el avión? ¿Y si pierdo a mi familia en un accidente?

Son motivo de alarma cuando son muy frecuentes y llegan además a condicionar nuestro comportamiento.

¿Cómo se detectan?

Los pensamientos catastróficos nos asaltan, aparecen en la mente del paciente inesperada e involuntariamente.

Además son pensamientos recurrentes y muy pesimistas. Implican cierta distorsión de la realidad, que se percibe como mucho más peligrosa, trágica o triste de lo que sea en realidad.

Estos pensamientos no sirven de nada, son contraproducentes. Dar vueltas en la cabeza a estos peligros imaginarios no lleva a la extinción del miedo, al contrario: se multiplica.

Esto se debe a la llamada ‘probabilidad subjetiva’: cuanto más pensamos una cosa, más probable nos parece. Y esto sucede aunque la realidad demuestre lo contrario. Por ejemplo, aunque sepas que estadísticamente es bastante improbable que pierdas a toda tu familia en un accidente, no puedes evitar pensar en ello.

¿Te reconoces en esta descripción? ¿Tienes pensamientos catastróficos que no controlas? ¡Seguro que la terapia puede ayudarte!

Por si aún no te decides, puedes echar un vistazo a las siguientes estrategias. Quizá alguna te ayude a superar el problema.

Ten en cuenta que cualquiera de ellas exige controlar tus pensamientos, algo que resulta difícil de conseguir sin ayuda especializada. Pero es posible que, si practicas con regularidad logres algo de mejoría.

 

5 Estrategias para (tratar de) controlar los pensamientos catastróficos

1/ La exposición: Prueba a recrearte en el pensamiento, en lugar de huir de él. Concentrarte en las consecuencias de tus peores temores puede ayudarte… o no. Es una opción que resulta útil en muchos casos. Por ejemplo, piensa qué sucedería si perdieses efectivamente a tu familia. Trata de visualizar como sería tu vida, qué pasos darías para superar la situación, etc.

Algunas terapias contemplan realizar esto de forma controlada: establece un momento del día y un lugar de tu casa, y dedica unos minutos a este pensamiento. Hacerlo de forma voluntaria quizá sirva para evitar que el pensamiento te asalte involuntariamente en otro momento, y puede ser una forma de empezar a controlarlo.

2/ La distracción: Cuando te asalte el pensamiento, concéntrate en una actividad o tarea determinada. ¿Qué crees que te irá mejor? Puedes probar con tu serie favorita, con algo de música o con cualquier cosa que te funcione para dejar la mente «en blanco».

Hay personas que logran distraerse describiendo mentalmente de forma pormenorizada lo que tienen a la vista. Es posible que esta táctica no sea suficiente, pero es un punto de partida para dirigir tus pensamientos y tratar de controlarlos. También puedes tratar de aplicarla de forma conjunta con otra u otras de las que te proponemos.

3/ La posposición: Una de las características de los pensamientos catastróficos es que quien los padece no es capaz de abandonarlos, pero… ¿por qué no pruebas a posponerlos? Puedes empezar «negociando» contigo mismo la posposición de estos pensamientos durante solo algunos minutos y tratar de aumentar progresivamente el tiempo que aguantas sin ceder a ellos.

4/ La aceptación: Quizá no consigas controlar tu mente y evitar que aparezcan los pensamientos catastróficos, pero sí puedes marcarte como objetivo el aprender a gestionarlos de forma que consigas minimizar la ansiedad que te producen.

Cuando se presente el pensamiento, no trates de rechazarlo: acepta la idea de que el pensamiento va a presidir tu panorama mental durante algunos minutos, y recuerda que pronto se te habrá pasado.

5/ La expresión: A veces, hablar o escribir sobre tus miedos puede resultar de ayuda. Algunos terapeutas recomiendan este tipo de prácticas, ya que pueden ayudar a «vaciar» la mente. Hay personas que consiguen alivio dibujando sus miedos o inventando canciones que hablen de ellos. Si dibujar o cantar te ayuda a sentirte mejor en otros momentos de tu vida, ¡pruébalo! Mientras estás dibujando o tratando de crear una canción, quizá consigas apartar el miedo de tu mente.

Estas estrategias funcionan solamente en algunos casos, y suele ser necesario practicar durante varios días para lograr algún resultado. ¿Has podido aplicar alguna? ¿Te han funcionado?

Recuerda que los pensamientos catastróficos son el síntoma de trastornos complejos como la ansiedad o la depresión, que es muy difícil o incluso imposible superar sin ayuda. ¿Quieres hablar con un terapeuta especializado?

 

 

Pensamientos catastróficos