La muerte forma parte inevitable de la vida. Todos hemos pasado o pasaremos por la pérdida de nuestros seres queridos. La rabia, la frustración, el dolor o la tristeza son emociones que experimentamos en el duelo y que nos permiten convertirnos en una persona sana emocionalmente.
Sin embargo, a nosotros los adultos, nos cuesta lidiar con la muerte, la negamos y tendemos a enmascarar nuestros sentimientos y emociones delante de los demás.
El rechazo de los sentimientos tristes y dolorosos o la falta de preparación sobre cómo explicar la muerte a los niños hacen que la ocultemos con el afán de protegerlos.
Cada vez que uno de nuestros seres queridos fallece, tendemos a proteger a nuestros hijos de lo que creemos que les causará angustia o un grave impacto emocional.
Pensamos que son muy pequeños para saber lo que sucede o que hablarles de la muerte puede generarles un trauma. Otras veces simplemente creemos que no son capaces de entenderlo y que si no le decimos nada tampoco se enterarán. Pero la realidad es que los niños saben que algo está pasando.
Muchas veces, infravaloramos su capacidad de comprender los cambios que ocurren a su alrededor, son grandes observadores y pueden ver a mama o papa llorar, triste, sin ganas de realizar las mismas actividades que compartían juntos…
Y ante esta situación los niños comienzan a hacerse preguntas. Si no respondemos sus dudas, acaban llevándose por la fantasía propia de su edad y sacan conclusiones que son erróneas y que pueden generarle mucha angustia y temor.
La intención bondadosa y protectora de evitarles sufrimiento y alejarles de la muerte puede originar la carencia de una serie de habilidades necesarias en el niño para afrontar situaciones complejas que la vida le depara.
Sin darnos cuenta, enseñamos a nuestros hijos que la muerte es un tema tabú del que no se debe hablar, que tenemos que ocultar o fingir las emociones y que el dolor que sentimos debe ser encerrado y nunca exteriorizado. Como padres tenemos la responsabilidad de saber trasmitir estas noticias a nuestros hijos, legitimar sus emociones, permitirles la expresión de forma natural y proporcionar consuelo y apoyo cuando nos necesiten.
Pero, ¿Cómo lo hacemos? Estas son las siete claves para explicar la muerte a los niños:
- A la hora de hablar sobre la muerte, es importante que las personas más cercanas al niño sean quién lo hagan. Tu como padre, madre o tutor, debes de hablar con tu hijo desde la tranquilidad y la calma. Adaptar el lenguaje en función de la edad es crucial. No es lo mismo explicar la muerte a un niño de 6 años que a uno de 10 años. Cuando los niños no comprenden todas las dimensiones de la muerte necesitan de un adulto que les proporcione apoyo y les ayude a aclarar sus dudas, temores, angustias o pensamientos.
Puedes preguntarle a tu hijo que sabe de la muerte, qué significa para él. De esta forma comprobarás su comprensión sobre ella y sabrás darle la respuesta que necesita.
- Explícale que es morir. Es importante que comprendan que la muerte es permanente, que la persona no va a volver. Los niños están familiarizados con el concepto de reversibilidad de la muerte. Los cuentos como Blancanieves , la Bella Durmiente o series animadas como Tom y Jerry muestran que la muerte es algo temporal y de la que siempre se retorna. Esto es confuso para ellos puesto que creen en su mente que es posible.
Evita explicaciones como «el abuelo se ha ido», «mama ha subido al cielo», «tu perrito se ha quedado dormido».
Los niños interpretan de forma literal estas afirmaciones. Pueden creer que si «el abuelito se ha ido» es porque ya no le quiere o ya no es importante, si «mama ha subido al cielo» no comprenden por qué no pueden ir a verla o por qué «mamá no baja» y si el perrito «se ha quedado dormido» pueden tener miedo puesto que creen que nunca más van a despertar.
- El cuerpo deja de funcionar. Explícale que cuando el cuerpo deja de funcionar, las personas no respiran, no comen, no hablan, no ven, su corazón no late etc. Pero ¿Por qué es importante esto?
Seguramente has escuchado o incluso dicho frases como “mama te sigue queriendo y te va a cuidar siempre”, “el abuelo está muy orgulloso de ti”, “papa va a ver todo lo que haces desde el cielo”…. Damos a entender que la persona fallecida puede seguir haciendo cosas desde donde esté, por lo que pueden pensar que sigue viva.
Hay que dejar claro que la muerte conlleva el final de las funciones vitales.
- Si la persona ha fallecido de una enfermedad debemos tener cuidado al trasmitírselo. Los niños en las primeras etapas del desarrollo no diferencian una enfermedad grave de un catarro, por lo que pueden creer que ellos también pueden morirse por estar enfermos.
Podemos decirle: «el abuelito estaba muy muy muy enfermo, su cuerpo tenía muchos años o el abuelito era muy muy muy mayor y eso le ha causado la muerte».
- Es habitual que los niños pregunten los motivos de la muerte, “¿Por qué papa ha muerto”?, «¿Por qué mi perrito ha fallecido?”… Aunque resulte complicado responder esta pregunta, es importante que les demos una respuesta que disminuya esa angustia y confusión que sienten. EL niño tiene que comprender que las personas no mueren de nada o sin una causa física. Podemos por ejemplo, explicarle que el corazón dejó de latir o que sus pulmones ya no funcionaba.
6. Detecta si el niño puede sentirse culpable por el fallecimiento del ser querido. Los niños piensan que sus pensamientos, actos o emociones como el enfado o los celos pueden hacer que alguien muera. Es primordial que le expliques que lo que diga, piense o haga (como portarse mal) no puede provocar la muerte.
- Permítele expresar sus emociones. Todos sabemos que la tristeza y el llanto facilitan la elaboración del duelo. Poder hablar o llorar sobre lo sucedido genera alivio y poco a poco permite la cicatrización de las heridas. Pero a veces, nos asusta lo que sentimos tanto que tratamos de esconderlo para que nuestros hijos no nos vean sufrir.
Mostrar a nuestro/a hijo/a lo que sentimos, normaliza la situación y permite ayudarle a exteriorizar sus emociones cuando lo necesite, encontrando en nosotros comprensión, cariño y apoyo.
Seguramente, cuando trates de hablar con tu hijo sobre el duelo, te surjan muchas dudas.
Lo más importante es que muestres sinceridad, pues tarde o temprano, los niños van a tener que enfrentarse a la muerte.
Entiende que explicarle a tus hijos lo que sucede, les proporciona recursos para afrontar con menor angustia y temor futuras pérdidas.
Desde Con Psicología esperamos de corazón que estas claves para explicar la muerte a los niños te ayuden a superar ese difícil trago.