atención plena o mindfulness para mejorar tu vida El mindfulness es una práctica que adapta las estrategias de meditación budistas. Su traducción más cercana a nuestro idioma sería la de mente plena o atención plena. Debido a que los ejercicios se orientan a una mejor comprensión de la atención, habitualmente se usa el concepto de atención plena, aunque ambos tienen el mismo significado. La atención plena ha dado lugar a varios programas que mejoran nuestra calidad de vida. En los años 60 el doctor Jon Kabat-Zinn empezó a adaptar y sistematizar dichas estrategias y con esas adaptaciones el concepto ha ido cambiando. Uno de esos cambios ha sido un enfoque más científico para comprobar su validez  y dejando de lado componentes más religiosos o culturales.

“La esencia de la atención plena es algo absolutamente universal que tiene más que ver con la naturaleza de la mente humana que con ideologías, creencias o cultura alguna, y está más relacionada con la capacidad de conocer que con una religión, filosofía o punto de vista concreto”.

Kabat-Zinn

Cuando hablamos del Mindfulness nos referimos a los programas de aprendizaje derivados de las investigaciones de este autor. Una suerte de «ejercicio mental» destinado a aprender cómo funciona nuestro pensamiento pero también a adaptarlo a nuestras necesidades. También nos referimos a una forma de vida más centrada en el presente y menos atada a expectativas y juicios. Una vida que gira en torno a los conceptos de aceptación y compasión hacia los demás pero también hacia nosotros mismos.

Atención plena y estrés.

El estrés y la ansiedad proceden de vivir alejados del momento presente. El estrés nos lleva a centrarnos en expectativas futuras. Dejamos, poco a poco, de prestar atención las situaciones en las que estamos en ese momento y nos centramos en el siguiente paso en una cadena infinita de eventos.

La atención plena nos enseña a traer nuestros pensamientos al momento actual. Educar la mente para aprender a funcionar en el momento en el que vives. Alejar pensamientos que nos perturban, que nos alejan de las experiencias que tenemos delante.

Contra lo que suele imaginar meditar no consiste en poner la mente en blanco totalmente sino en tomar control sobre nuestra mente. Tampoco se trata de apartar los pensamientos negativos de manera activa sino de aprender a aceptar que los pensamientos vendrán, atender a ellos  y dejarlos fluir.

«No trates de expulsar los pensamientos. Dales espacio, obsérvalos y déjalos ir»

Kabat-Zinn

Frecuentemente el origen de la ansiedad y el estrés proceden de esas ideas que vuelven una y otra vez a la mente. Educar nuestra mente para que esos pensamientos no se queden anclados es una fundamental. También lo es entender que esos pensamientos negativos pueden ser parte de nosotros y que intentar activamente expulsarlos solo consigue reafirmarlos en nuestro pensamiento. Aceptar que los pensamientos negativos, el sufrimiento y el dolor son parte de la vida pero que no la controlan ni son lo que nos define es parte de la «forma de vida» que impulsa la práctica de la atención plena.

Atención plena y pareja.

La práctica del Mindfulness nos pone en contacto también con nuestras emociones. Alejados de las distracciones que suponen las ideas intrusivas podemos explorar mejor quiénes somos, y lo que las otras personas significan para otros.

Saber ponernos en el momento presente también nos ayuda a dejar fuera de la relación problemas ajenos a ella. El proceso de educación al que nos sometemos durante la práctica del mindfulness contribuyen a no descargar con nuestra pareja las experiencias negativas del resto del día. De nada sirve descargar nuestra frustración por una discusión en el trabajo por la mañana con nuestra pareja por la noche.

Del mismo modo las prácticas de compasión que complementan a la atención plena nos hacen buscar las cosas buenas que aportamos. Valorar, sin juzgar, lo positivo que puede aportar uno mismo a la pareja. No caer en paternalismos ni en juicios en los que sólo uno aporta cosas. Entender lo bueno que tenemos para ofrecerlo de una manera más consciente a la otra parte. Con ello podemos encontrar la plenitud de una experiencia más profunda.

“Siendo bondadosos con nosotros mismos nos hacemos buenos con los demás. Siendo buenos con los demás —si lo hacemos adecuadamente, con la comprensión correcta— nosotros también nos beneficiamos.”

Pema Chödron

Por otro lado, ganar control sobre nuestros pensamientos y atención sobre nuestro cuerpo, nos lleva a disfrutar de relaciones íntimas más satisfactorias con nuestras parejas. Ser más conscientes de cada abrazo, cada beso y cada caricia, disfrutar de la experiencia con todos los sentidos puestos en cada acción nos lleva a vivir el contacto íntimo con más intensidad.

En última instancia el mindfulness también nos sirve para lidiar con las rupturas. Del mismo modo que aprendemos a dejar ir los pensamientos que no nos aportan nada, podemos aprender a dejar pasar relaciones que se han vuelto tóxicas sin renegar por completo de ellas. Apreciar lo bueno, valorar lo que nos ha aportado pero dejarlo ir sin rencores y sin anclarse en esas emociones pasadas.

Atención plena y salud.

Todos conocemos la recomendación de practicar ejercicio físico para mantener nuestro cuerpo sano. El Mindfulness podría considerarse el equivalente al ejercicio físico para nuestro cerebro. Algunos estudios nos hablan de cómo aumenta la densidad de materia gris de las personas que practican la atención plena. Los estudios con neuroimagen muestran como el cerebro de las personas que meditan va modificándose y adaptándose.

La neuroplasticidad es la capacidad de nuestro cerebro para modificar sus estructuras en función de las demandas del ambiente. De manera similar a lo que sucede cuando hacemos ejercicio físico, cuando ejercitamos nuestra mente esta se potencia, crece y se adapta. Si atendemos a estudios comparativos nos indican que es una práctica que podría ser fundamental en la prevención y mejora de calidad de vida en las personas con diferentes tipos de demencias como el Alzheimer. Los beneficios no se detienen ahí y las personas que los cuidan también podrían beneficiarse de la práctica de la atención plena.

Nos encontramos ante una práctica que nos ayuda a todos los niveles y todas las edades de nuestra vida. Enfocada a entender mejor cómo funciona nuestra mente y adaptarnos a ello. Si quieres profundizar en esta práctica puedes apuntarte en nuestros talleres.

Atención Plena o Mindfulness: cómo mejorar tu vida.