La búsqueda de aprobación externa no es mala en si misma siempre y cuando constituya un deseo. Si la deseas puede ser simplemente porque te sientes feliz con el apoyo y la aceptación de las personas que te rodean. No obstante, cuando se convierte en una necesidad, puede hacer que te derrumbes si no la consigues.
“La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se basa en el temor. Esta forma de poder no es el de la potencialidad pura, ni el poder del yo, o poder real. Cuando experimentamos el poder del yo no hay temor, no hay necesidad de controlar, y no hay lucha por la aprobación o por el poder externo.”
¿Cómo puedo detectar si tengo necesidad de aprobación?
Si tienes necesidad de aprobación probablemente te veas reflejado en las siguientes afirmaciones.
-
Si la mayoría de las veces no muestro mi disconformidad ante las opiniones de los demás.
Adoptar un modo pasivo de respuesta significa dar más valor a las opiniones de los demás que a la tuya propia. Cuando adoptamos esta postura estamos intentando buscar el agrado de las demás personas. En la mayoría de los casos, estos comportamientos ocurren por la existencia de creencias irracionales tales como “se va enfadar conmigo”, “voy a ser rechazado” o “no quiero que se sienta mal”.
Expresarte y mostrar lo que sientes de una forma asertiva evitará que experimentes emociones como la frustración, la tristeza o el enfado contigo mismo. Decir lo que piensas sobre algo, te hará más auténtico y genuino. Además, paradójicamente las personas que muestran sus opiniones a pesar del desacuerdo de una forma asertiva, suelen ser más valoradas por el resto.
-
Cuando hago cosas por otra persona pero siento resentimiento porque no me he atrevido a decirle “NO”.
Mostrarte complaciente y servicial ante las peticiones de los demás cuando en realidad no te gustaría realizarlas puede generar la percepción errónea de los que te rodean, de que siempre estarás ahí para sus peticiones y necesidades.
En la mayoría de los casos, las relaciones personales pueden llegar a complicarse cuando no eres capaz de denegar una petición y las personas se “acostumbran” a recurrir a ti. En estas situaciones, puedes sentir tristeza, ansiedad e irritabilidad al considerar que los demás no te tienen en cuenta, ni comprenden tus deseos y sentimientos. También puedes sentirte culpable y autoreprocharte al no ser capaz de decirles que no.
Decir no, puede resultarte incómodo y difícil al principio, pero es primordial para que comiences a priorizarte y a tenerte en cuenta. Aprende a poner límites y a decidir por ti mismo lo que quieres y lo que no.
-
Cuando dedico mucho tiempo con justificaciones o explicaciones excesivas.
En numerosas ocasiones te encontrarás con circunstancias en las que las demás personas no aprobarán tus actitudes o comportamientos. Ante ello, tiendes a explicarte en exceso con el objetivo de que lleguen a comprenderte y tiendan a darte la razón. Sin embargo, rara vez los demás cambiarán su opinión. Debes comprender, que aunque los demás no estén de acuerdo con tus ideas, o actitudes no significa un rechazo hacia tu persona.
-
Si siento un gran malestar emocional cada vez que mis ideas o formas de actuar no son aprobadas.
Mantener una actitud basada en agradar puede generar un gran malestar interno. Significa perder tu propia identidad para adoptar lo que creemos que los demás quieren que seamos. Esto genera una gran frustración y puede llevarte a experimentar problemas de ansiedad y depresión.
-
Si hago un uso excesivo de “lo siento y perdón” para que los demás no me rechacen y me aprueben constantemente.
El perdón es una forma de hacer ver a la otra persona que te arrepientes de lo sucedido. Pedimos perdón cuando sentimos culpa por haber dicho o hecho algo malo. Sin embargo, cuando el perdón se vuelve excesivo deja de ser útil convirtiéndose en un impulso, en algo involuntario que nada tiene que ver con el remordimiento.
Aprendes a disculparte para protegerte de emociones negativas o potencialmente amenazantes. Crees erróneamente que expresar lo que sientes puede hacer que te rechacen y cuando lo haces enseguida pides disculpas. Analizas la situación una y otra vez y piensas “podría haberlo dicho de otra forma”, “podría haber reaccionado de diferente manera” o “no debí hacer eso”. Es, en ese momento cuando queriendo mejorar la situación te lanzas a pedir perdón.
Ser consciente de que nos disculpamos excesivamente constituye el comienzo del cambio. Sólo de esta forma podremos ahondar en esos pensamientos que te llevan de forma automática a exculparte en exceso.
¿Qué puedo hacer para superar la necesidad de aprobación?
1. Fortalece tu autoestima.
“El hombre que no se valora a sí mismo, no puede valorar cualquier cosa o cualquier persona.”
Ayn Rand
La necesidad de aprobación se relaciona directamente con una autoestima debilitada. Si fortaleces la seguridad en ti mismo terminarás con esta necesidad. Cuando comienzas a valorarte entiendes que la desaprobación es algo natural, pero no significa que te rechacen o te juzguen. Si alguien juzga duramente, eres tú a ti mismo.
2. Comienza a dar tu opinión sin temor a las consecuencias.
La integridad es decirme a mi mismo la verdad. La honestidad es decir la verdad a otra gente.
Recuerda que lo que temes es muy poco probable que suceda. Es más bien una consecuencia de tu baja autoestima. No tienes porqué convencer a los demás de lo acertados que son tus opiniones o argumentos. Simplemente creer en ellos.
3. No confundas desaprobación con ser diferentes.
La primera elección a tomar es ser diferente. Nunca te compares con los demás, supérate a ti mismo
Lifeder.com
Acepta que mucha gente no te comprenderá y es más, no estará de acuerdo contigo. No obstante, probablemente tú tampoco podrás comprender los argumentos o las opiniones de los demás. La riqueza de las relaciones la aportan personas que son distintas a nosotras.
4. Acéptate y ámate cómo eres.
“Quiérete como si tu vida dependiera de ello. Porque depende de ello”.
5. Comienza a decir no de forma asertiva.
Ser honesto, no te traerá muchos amigos, pero siempre te traerá los correctos.
Jhon Lenon.
Una de las razones de tu malestar radica en hacer algo que realmente no te gustaría. No renuncies a tus deseos. Si tienes dificultades para hacerlo, practica antes de enfrentarte a ello. Piensa en cómo responderás o que argumentos darás. Sin embargo, recuerda que las explicaciones excesivas forman parte de tu problema.
Sé conciso y claro. Incluso puedes emplear frases cómo “no me apetece” o “no me gustaría hacerlo”. De esta forma puedes enfrentarte a situaciones que no son peor que en tu imaginación.
6. Toma tus propias decisiones.
“Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición.”
Está bien aconsejarse con los demás aun cuando estos no estén de acuerdo con nuestra forma de actuar. No olvides que la decisión última la tomas tú. Tu opinión es la que cuenta cuando se trata de ti. Si quieres hacerlo que no sean los demás los que te detengan.
Prueba por ti mismo hasta dónde eres capaz de llegar. No hay decisiones correctas. Tenemos que asumir que podremos equivocarnos. Elige la decisión que más te ayude a desarrollarte como persona. Sea cual fuere el resultado, en el camino descubrirás mucho sobre ti mismo. El mero hecho de intentarlo significa que crees en ti y en tus posibilidades.