pensamientos negativos

Cada vez más estudios demuestran la importancia de la calidad de los pensamientos en nuestra salud psicológica poniendo de manifiesto que lo que piensas y cómo piensas puede afectar a tu actitud y a la forma de encarar el día a día.

Probablemente si te preguntase por una etapa difícil en tu vida serías capaz de identificarla, por ejemplo, cuando te despidieron del trabajo, cuando tu pareja rompió contigo, cuando tu hijo adolescente se comportaba de forma rebelde etc. ¿Y si te digo qué estas situaciones no provocaron el malestar emocional que experimentaste? ¿Y si te digo que son tus pensamientos los que te hacen sentir de una determinada forma y te impulsan a actuar en esa dirección?

¿Cómo influye lo que pensamos?

Recojamos el primer ejemplo. Imaginemos que Juan y Carla fueron despedidos del trabajo por el mismo motivo (reducción de plantilla). Ante el despido Juan tiene pensamientos del tipo “no soy bueno en mi trabajo”, “nadie me va a contratar a mi edad”, “no voy encontrar otra empresa”, “esto es injusto, nadie me valora”. Con este tipo de pensamientos es probable que Juan tenga más dificultades para reponerse de esta adversidad, pero sobre todo que encare con más desánimo la búsqueda de empleo. Incluso en el peor de los casos, puede dejarse llevar por sus creencias y no buscar trabajo puesto que piensa “nadie me contratará”. Esto hará que Juan experimente emociones desagradables como la ansiedad, la frustración o la tristeza.

Vamos ahora a ver el caso de Carla que también fue despedida por el mismo motivo. Sin embargo Carla tiene pensamientos del tipo “esto es una faena, no me lo esperaba”, “aprovecharé el verano para formarme en ese curso que siempre quise realizar”, “seguiré buscando empleo en otras empresas”, “aunque va a ser difícil, sé que puedo hacerlo”. Este tipo de pensamientos son más realistas y ayudan a avanzar en la consecución de metas. Nadie dice que el proceso vaya a ser sencillo, pero encararlo de una forma menos perjudicial evitará  el pensamiento rumiativo y ayudará a la valoración de otras alternativas o a la búsqueda de soluciones.

Con este ejemplo, podemos observar que no son las circunstancias o las situaciones las que originan nuestro malestar interno, sino la interpretación, esto es, el pensamiento que tenemos sobre lo que nos sucede. Juan y Carla pasan por la misma situación pero con diferentes formas de enfrentarse a ella.

Por lo tanto, es importante que aprendas a identificar qué pensamientos son negativos y distorsionados y valores hasta qué punto puedes creerte todo lo que piensas sin antes pasarlo por un filtro.

¿Cómo podemos identificar los pensamientos automáticos negativos?

Los pensamientos negativos son automáticos, esto quiere decir que la mayor parte del tiempo no somos conscientes de lo que pensamos. Esto hace que en muchas ocasiones pienses que previamente a una reacción emocional intensa no estabas ocupando tu mente con ningún pensamiento. 

Son irrebatibles.

Cuando tenemos un pensamiento automático lo aceptamos como una verdad absoluta, simplemente porque lo pensamos así o porque los aprendimos de otros modelos significativos para nosotros. En ningún momento nos detenemos a reflexionar sobre su veracidad y esto puede afectarnos gravemente. Pongamos un niño que creciese interiorizando la frase que su padre le decía cuando no cumplía con sus expectativas “no sirves para nada”. Ese niño ahora adulto tendrá la creencia de que no es válido o es un inútil.

Son bloqueadores y desencadenan reacciones emocionales negativas

en muchas ocasiones los pensamientos negativos actúan dificultando o invalidando una acción. Esto quiere decir que si por ejemplo crees que una nueva pareja te hará daño, evites iniciar una relación o que si piensas  “soy un inútil” puedas bloquearte cuando realizas una tarea. El hecho de que estos pensamientos operen en el plano de tus acciones provocará que reafirmes su validez y esto incrementará tu malestar emocional en forma de sufrimiento.

Emplean un lenguaje particular.

Identificar los pensamientos automáticos es una tarea laboriosa pero eficaz si escuchas la forma en la que te diriges a ti mismo, a los demás y al mundo. Emplearás términos absolutistas y exigentes como “nunca, nadie, siempre, ninguno, todos”, “debería de o tengo que”:  “Debería haber estudiado más” “debería haberme pedido perdón”, “ el mundo tendría que ser más justo” , “no le importo a nadie”, “todos se burlan de mi” o “siempre me sale todo mal ”son algunos ejemplos de nuestros pensamientos automáticos.

Son aprendidos.

Desde pequeñitos vamos desarrollando nuestro autoconcepto, esto es, la imagen que tenemos de nosotros mismos. En ella influyen nuestros éxitos, nuestros fracasos, nuestras expectativas pero también personas como la familia, amigos, los profesores, los medios de comunicación. Aprender a identificar estas creencias nucleares, es laborioso debido a que crecimos creyéndonoslas. Solamente mediante la identificación de estos pensamientos podremos valorarlos y entender cómo nos están influyendo.

Afectan a tu autoestima.

Cuando los pensamientos sobre tu valía son  negativos, tu autoconcepto será pobre y tu autoestima baja. Los pensamientos automáticos repercuten sobre tu forma de actuar. Por ejemplo: cada vez que Raúl es llamado al despacho de su jefe para la reunión semanal de los miércoles, no es capaz de realizar su trabajo con atención y le cuesta concentrarse en sus tareas. Sus compañeros observan que está nervioso y se frustra con trabajos que suele realizar normalmente sin dificultades.

Cuando le preguntamos a Raúl él expresa lo siguiente: “creo que me siento inseguro hablando con personas de estatus superior al mío”, “¿Y si no estoy a la altura y me despide?”, “¿Y si piensa que no soy inteligente?”. Este tipo de automensajes le lleva a actuaciones automáticas de inseguridad que manifiesta titubeando y dudando de sus decisiones. Además se evidencian problemas de concentración y atención que incrementan el riesgo de cometer errores. Esto confirma su creencia de “no soy inteligente”, “no estoy a la altura”.  

Entiende que estos mensajes de forma constante pueden ir minando tu autoestima y contribuir a que crees un autoconcepto erróneo sobre tus capacidades y habilidades.

Pensamientos negativos: cómo aprender a identificarlos