El duelo es una de las experiencias más estresantes que hemos de afrontar. No estamos preparados para dejar ir a las personas que amamos, aunque sepamos que forma parte de nuestra naturaleza. Sufrimos de todas las formas conocidas: nos duele el cuerpo, nos duele el alma y nos duele el dolor de quienes amamos y aún siguen entre nosotros.
“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”. François Mauriac.
En el acompañamiento seguramente te han surgido gran cantidad de dudas sobre cómo ayudar o cómo actuar con las personas que inician este proceso de pérdida. No existen recetas que permitan aliviar el dolor, pero en Con Psicología queremos darte algunos consejos para ayudar a superar el duelo a las personas que lo sufren.
En tiempos de duelo y dolor, te sostendré y te meceré. Cuando llores, lloraré. Cuando te duela, me dolerá.
Nicholas Sparks.
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Familiarízate con el proceso de duelo:
Conocer las etapas del duelo y su sintomatología puede ayudarte a eliminar mitos y a clarificar sentimientos que la persona doliente pueda estar experimentando.
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Cuida tu lenguaje:
No diré «no llores», porque no todas las lágrimas son malas.
J.R.R. Tolkien
Intentando acompañar a la persona en duelo, es frecuente y normal el uso de expresiones dañinas que invitan a olvidar al ser querido y aunque socialmente están aceptadas provocan dificultades para empatizar con la persona afectada. Son frases del tipo “sé cómo te sientes”, “tienes que ser fuerte” o «tranquilo, el tiempo todo lo cura».
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Facilita la ventilación emocional:
Llorar es hacer menos profundo el duelo.
William Shakespeare.
Cuando la persona exprese su tristeza con llanto, nunca debemos emplear frases que corten esa expresión en el intento de aliviar su dolor. Si vamos acompañarla a lo largo del proceso, es importante facilitar el desahogo, acoger y normalizar esos sentimientos.
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Muéstrale cercanía:
Es importante que el/la doliente sienta que estás cerca físicamente pero también psicológicamente. Mostrarte accesible no solamente para facilitarle tareas sino también para momentos de apoyo, de necesidad de dialogar, de expresar sentimientos… En definitiva, se trata de abrazar el dolor, como algo normal y no intentar eliminarlo.
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Mantente presente a pesar de las dificultades:
Este punto es uno de los más difíciles de gestionar. Muchas veces, las personas dolientes nos alejarán de su lado, incluso a veces de forma despectiva. Recuerda que la irá o el enfado es su forma de lidiar con el dolor. Tenemos que entender que forma parte de los complejos estados emocionales por los que atraviesa. Mantén la calma, no lo tomes como personal. Dale un poco de espacio y asume que es una reacción normal dentro del proceso que atraviesa.
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Fomenta sus recuerdos:
“Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.”
Hellen Keller
Una forma de favorecer la ventilación emocional son los recuerdos. Podemos preguntarle acerca de las experiencias que vivió con el difunto o recurrir a fotografías. De esta forma ayudamos a la persona afectada a verbalizar sus sentimientos al mismo tiempo que favorecemos el desahogo.
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Ayúdale en el proceso de toma de decisiones:
Guiar a la persona afectada no significa tomar las decisiones por el/ella. Recuerda que el /la doliente deben tomar las decisiones por sí mismos.
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Conoce su entorno:
Conoce los recursos de los que dispone tu comunidad como si existen grupos de apoyo a dolientes o ayuda psicológica. Conseguir que participe en estos grupos de ayuda puede ser muy beneficioso. También, es importante que paulatinamente retome algunas actividades que puedan resultarle agradables, como charlar o contactar con viejas amistades, pasear o realizar algún deporte.
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Ayúdale a descubrir nuevos motivos para vivir:
La pérdida de un ser querido hace que a veces la persona afectada vea que su motivo para vivir ha desaparecido. El vacío es tan grande que no se encuentran otras razones por las que tirar adelante. Muéstrale que todavía le quedan motivos por los que aferrarse a la vida.
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Facilítale las tareas pendientes:
Los días posteriores al fallecimiento suelen ser días muy difíciles y agitados. Ofrecer tu ayuda de forma específica puede hacer que el doliente se sienta más cómodo.
Escoge una tarea en la que puedas colaborar cómo recoger a los niños en el colegio, pasear al perro, realizar quehaceres domésticos etc y ofrécete a realizarla.
Esperamos que estos consejos para ayudar a superar el duelo te sirvan a ti y a la persona que lo sufre, tanto para aliviar su padecimiento como tu desazón por no poder calmarlo. Y si aún crees que necesitas más ayuda, pide cita, online o presencial, haciendo clic en este botón:
Y si por tu perfil profesional quieres saber más acerca de este tema, no dejes de informarte de las formaciones de especialización en ayuda para afrontar el duelo que tienen lugar en nuestro gabinete en Ourense.
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En la de las frases a evitar, falta la de «No pienses en eso, piensa en cosas alegres y distráete»…
Cierto es, Mar, es una de esas frases muy poco recomendables y que además conecta mucho con el punto 3 que comentamos. Es una frase que invita a evitar la ventilación emocional.